El viernes 26 de septiembre de 2008 apareció publicado en el Diario Oficial de la Federación el Acuerdo 442, por medio del cual se establece el Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) en el marco de la diversidad. En ese acuerdo, por primera vez en la historia moderna de nuestro país desaparecen las disciplinas filosóficas como obligatorias.
La SEP, para curarse en salud dice, en una nota al pie de página, que la filosofía, la ética y la lógica son transversales, y no por ello menos importantes, y que por ello podrán incluirse en el bachillerato, si así se considera pertinente. La pregunta es: si son tan importantes, ¿por qué no figuran dentro de las disciplinas obligatorias y por qué se convierten en aleatorias y, por tanto, dependientes de la ocurrencia de algún funcionario? Pero esta incógnita se despeja en el Acuerdo 444, del 26 de septiembre de 2008, en donde ya no aparece la famosa nota y en donde se define con mayor precisión el marco común del SNB: las disciplinas transversales no tienen nombre sino una especie de lema inspirador.
Por ejemplo, una competencia transversal se titula: Piensa crítica y reflexivamente, y el contenido es, entre otros objetivos: sigue instrucciones y procedimientos de manera reflexiva; ordena información de acuerdo a categorías, jerarquías y relaciones, o bien, utiliza las tecnologías de la información y comunicación. Al leer esto me pregunto: ¿esto es pensamiento crítico? Por deformación profesional yo pensaba que éste consistía en una reflexión profunda sobre los sistemas de pensamiento heredados como lo hicieron Descartes o Kant; de los sistemas sociales como lo han hecho los clásicos de la filosofía desde Sócrates hasta nuestros días, o una búsqueda de alternativas a las crisis en que vivimos. Pero si la filosofía como tal no se encuentra en las transversales tampoco está entre las disciplinas básicas que cursarán todos los estudiantes y que se ordenan en cuatro campos: matemáticas, ciencias experimentales, ciencias sociales y comunicación, en donde se mencionan las disciplinas que los forman, con nombre y apellido. Aquí se descubre otra ausencia: no hay un campo denominado humanidades, que podría ser integrado por filosofía, literatura, historia y arte.
¿Cuáles son las razones por las que no está considerada la filosofía y no se toma en cuenta a las humanidades como área específica? No existe ninguna respuesta oficial, pero anticipo las causas de fondo: la RIEMS representa la continuidad del proyecto neoliberal-conservador que se inició en 1982 y que se ha ido realizando, paso a paso, por los gobiernos priístas y panistas, y que ahora toca a la educación media superior.
Se trata de un proyecto tecnocrático que busca adiestrar al estudiante en un oficio para incorporarlo, en forma obediente y subordinada al mercado de trabajo. Para ello se crearon desde hace mucho las escuelas tecnológicas, pero ahora se trata de extender dicho concepto a las preparatorias, rompiendo el equilibrio con las humanidades. ¿Sus fuentes inspiradoras?
Naturalmente la OCDE; los Acuerdos de Bolonia; el FMI y el Proyecto Tunning, entre otros. Se trata de eliminar la lógica como estudio de las formas del pensamiento correcto (de hecho, ya reducida a cenizas en el CCH y el Colegio de Bachilleres desde 1996); de sustituir una ética laica que examine libremente los dilemas como el aborto, la clonación, los derechos de los pueblos indios o la muerte asistida, por ejemplo, por una ética religiosa y, finalmente, de expulsar una introducción a la filosofía porque, ¿de qué serviría? Es decir, en esta concepción, el futuro plomero, electricista, mecánico o empleado no debe enterarse de que existieron filósofos que han buscado un mundo más justo. Además, no hay que permitirlo porque seguramente la ampliación de su cultura y su mejor organización conceptual le podría permitir el desarrollo de un auténtico pensamiento crítico y reflexivo.
Por otro lado, en tiempos de exaltación de la democracia, dicha reforma nunca fue consultada con la sociedad civil sino sólo con la ANUIES, aunque ya la UNAM declaró que mantendría sus propios planes y programas de estudios. Por tanto, se trata de una decisión impuesta por el gobierno federal.
La eliminación de la filosofía en el bachillerato ha generado una enorme indignación entre la comunidad filosófica nacional e internacional, porque la considera no sólo un grave atentado contra la cultura de nuestro país y contra las propias facultades de filosofía y letras, sino una clara expresión del tipo de país que quiere construir la derecha.
Gabriel Vargas Lozano
Filósofo. Profesor-investigador de la UAM-I.
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